Arriondas - Covadonga

Si hubiéramos de remontarnos a los orígenes del senderismo en Asturias quizá encontraríamos un precedente en aquello que antaño se llamaba «ir a Covadonga andando» o «ir de promesa a Covadonga». Sin entrar en consideraciones de tipo religioso, este sendero –señalizado como «Camín de Covadonga»– se corresponde con la última etapa de esa peregrinación.

Pensando en que, por su longitud, nuestras fuerzas iban a resultar insuficiente para un recorrido de ida y vuelta, lo hemos comenzado en la estación de autobuses de Arriondas pensando en realizar el recorrido de regreso en el autobús de de la empresa Alsa que tiene su parada última en la mismísima explanada de la basílica de Covadonga.

Hay una opción alternativa, sin duda más cómoda, que consiste en tomar el autobús en Arriondas, llegar a Covandonga en ese medio de transporte y realizar el recorrido –descendente– en sentido inverso hasta Arriondas.
Después de haber recorrido los pocos metros que separan la desembocadura del rio Piloña en aguas del Sella, y una vez cruzado el «puente de las piraguas» donde un monumento recuerda al inefable e inolvidable Emilio Llamedo, el sendero transita paralelo al arcén derecho de la carretera que une Arriondas con Cangas de Onís.

Inmediatamente después de cruzar el puente romano de Cangas de Onís hemos de desviarnos hacia la izquierda por unos jardines anexos a la oficina de turismo a buscar el punto en el que el río Güeña vierte sus aguas al Sella. Un rústico puente de madera nos situará en la margen derecha del Güeña por la que continuaremos, río arriba, hasta alcanzar el cuartel de la Guardia Civil. Pocos metros después, un túnel señalizado, nos conduce a un camino que nos conducirá, alejados del casco urbano de Cangas de Onís, hasta la localidad de Celorio para cruzar el Güeña por otro puente de madera que nos situará en la rotonda de la carretera, en las inmediaciones de Soto de Cangas, de dónde parten caminos hacia Cabrales y hacia Covadonga.

A partir de aquí hemos de seguir nuevamente la carretera por una acera hormigonada que nos conducirá hasta lo hoy denominado Aparcamiento 4 en las inmediaciones del lugar conocido como Moñigo.

En este punto atravesaremos la carretera por una pasarela de madera que nos situará en un camino de buen firme y razonable pendiente que a través del bosque nos conducirá hasta la explanada que hay frente a la basílica de Covadonga. Es esta una opción alternativa, a nuestro juicio más cómoda en cuanto a su pendiente, a la de continuar por la carretera hasta la entrada del Real Sitio de Covadonga y desde allí continuar el ascenso hasta el punto de destino.